sábado, 7 de noviembre de 2015

La cena.


Percebes, cigalas y gambas. Un besugo y un capón. Herminia piensa que hay demasiada comida. La cena es sólo para ella y don Anselmo, el nuevo párroco que ha llegado procedente de las oficinas del palacio del Arzobispo. 
Se dirige a la iglesia, a misa de 12. En la escalera, una mujer joven con su niña en brazos pide limosna. Una idea le pasa por la cabeza.. En la sacristía, don Anselmo comprueba las existencias del vino y de las obleas, que pronto se convertirán en la sangre y el cuerpo de Cristo. Cuando Herminia le dice que serán dos invitadas más a cenar, una sombra de duda se refleja en el rostro del sacerdote.

-Pero, son trigo limpio?

viernes, 30 de octubre de 2015

El día de los muertos




El tipo que vestía disfraz de esqueleto tenía apoyada en mi sien una pistola. Su compinche, camuflado de momia, vigilaba a los clientes. Justo cuando les entregaba el saco lleno de dinero, irrumpieron en la oficina un zombi, el monstruo de Frankenstein y la niña del exorcista. Al parecer eran exmiembros de la misma banda, que venían a reclamar in situ su parte del botín. Haciendo sonar sus sirenas, llegaron también varias unidades de policía. Jamás viví un Halloween más sangriento.

jueves, 15 de octubre de 2015

La gatera




Intentas salir de un cuarto oscuro por la única abertura posible, ¿la única? Una gatera en la puerta, pero, ¿quién la ha puesto ahí?
Por eso dudas ya con medio cuerpo fuera, con tus zapatillas de baile buscando la música,  pero sigues dudando en esa oscuridad apenas iluminada por la luz de la gatera, mientras escuchas la música que tus zapatillas quieren bailar.
Y por fin te decides, contorsionas tu cuerpo, gateas, te raspas la piel con la moqueta.
¡Dios!
¡Moqueta!
¡Noooooo!
Tus zapatillas de baile se detienen asustadas, la música anima tu cuerpo pero tus pies no se mueven, los frena la moqueta.
Te mueves, buscas otra salida, la música te gusta, quieres bailar.
Sigue buscando, no te detengas, si no la encuentras llámame, arrancaremos la moqueta y bailaremos los bailes que no aprendimos en ninguna escuela, pero que llevamos dentro y quieren volar en libertad.

Julio Mate Ros