sábado, 25 de octubre de 2014

Maruja y Ramón


- Parece que se hunde muy despacio…
- Tranquila, mujer. Siempre con tus prisas…
- Con lo del calentamiento global, seguro que, en nada, se secará el lago y se descubrirá el pastel. Verás…
- ¡Para entonces ya estaremos en el otro barrio! 
- ¿Tú crees que no levantaremos sospechas?
- Yo creo que no. A nuestra edad…
- Primero nos dejan sin blanca, luego salen de rositas de la cárcel y para postre las tarjetas negras. ¡Cabrones!
- No me gusta que digas palabrotas. Con lo educada que eras cuando te conocí y hay que ver cómo has ido cambiando con el tiempo.
- Cuando terminemos con todos, tenemos que darnos tú y yo un homenaje en este restaurante, donde vienen todos a gastarse nuestra pasta.
- ¡Claro que sí! 
- Te sangra la mano, cariño.
- Ya lo sé, me he hecho daño al sabotear el coche.
- ¡Cómo me gusta! Parecemos Bonnie and Clyde… Cuando se lo cuente a mis amigas… ¡Qué contentas se van a poner!
- Maruja… ¿te he dicho que te quiero?

8 comentarios:

  1. Muy bueno, Amparo, que siga la racha!!!

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  2. Esa gente no se merece otra cosa. guay, Amparo.

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  3. Excelente micro. Muy buena la idea de esas justicieras señoras. Me las he imaginado con una pistola en una mano y en la otra un ejemplar del Que me dices. Saludos

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    1. Gracias, David. En realidad son un hombre y una mujer, por eso lo de Bonni and Clyde, pero te lo agradezco igual!!!
      Un abrazo

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  4. Respuestas
    1. Gracias, Malén. Siempre me acuerdo de ti cuando escribo relatos de justicieras!!

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