miércoles, 27 de noviembre de 2013

Tres metros de cuerda



Era una mañana soleada y abrumadoramente calurosa en pleno mes de noviembre, parecía que el frío había olvidado acudir a la cita otoñal de todos los años. Las playas estaban llenas de bañistas jubilados o de parados que pasaban al sol todos los días de la semana. Juan Pedro estaba trabajando en su ferretería sofocado porque se negaba a poner el aire acondicionado, gastaba mucha luz. Entró un joven con aire despistado en el local y se dirigió a él.
-         Buenos días, necesito tres metros de cuerda.
-       ¿Cómo la quieres? –le contestó solícito.
-         Que sea fuerte, que me sostenga.
-        ¿Qué la quieres para ahorcarte? –le dijo en tono  socarrón.
-         Sí –le contestó el cliente.
El ferretero no le dio importancia a lo que pensaba que era una broma y le despachó la cuerda introduciéndola  en una de sus bolsas. Al cabo de un rato recibió la llamada de un amigo que le informó de que la policía había impedido el suicidio de un joven en el último momento. Se estaba intentando colgar en el Parque del Oeste, de un árbol, y la cuerda parece que provenía de tu tienda –le dijo- la han identificado por el envoltorio. Juan Pedro se quedó impresionado y anduvo todo el día cabizbajo. Parece que era una verdad, silenciada por los medios de comunicación, que la crisis atroz que sufría el país estaba produciendo un montón de suicidios. Se dijo que tendría más cuidado en adelante al vender sus cuerdas.

7 comentarios:

  1. Un relato truculento, Lu. Pero por desgracia muy adecuado para describir la realidad en la que nos toca vivir. Gracias por volver a compartir tus magníficos textos, te estábamos esperando y deseamos más. Un abrazo.

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  2. Muchas gracias, Rafa. Ya sabes que ando con la inspiración por los suelos. Esta anécdota me la contaron el otro día. Es triste y real. Un abrazo.

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  3. Un relato mu duro, Lu, pero lo es en la medida de la desesperación de muchas personas. Mu bueno...No tardes tanto...

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    1. Gracias, Amparo. A ver si puedo seguir escribiendo. Un abrazo.

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  4. Tremendo y desesperanzador, pero no pares, continúa a ver si pronto regresa el rosa!!

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  5. Un relato muy fuerte, estamos volviendo a tiempos pasados, me recuerda por la imagen y por el realismo de tu relato a Los santos inocentes, sólo que en ésta ocasión el ahorcado no es el señorito, ni tampoco se tiran los brokers por los rascacielos... como en el 29

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    1. Hola, Asun!!! Bienvenida, gracias por comentar. Luego te escribo para hablarte de ese relato, "La condena".

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