miércoles, 5 de junio de 2013

El último tren.



Lanzó una última mirada fugaz y giró la esquina. El “Adiós” se quedó en un susurro quebrado que se llevó el viento, aquel viento invernal que no terminaba de marcharse pese a que ya florecían las primeras margaritas. Sabía que la buscarían, y quizás entonces tendría que brotar de sus labios aquel “Adiós” tan temido y doloroso. Mientras tanto, ella pensaría en la vida que siempre deseó tener, aquella vida que le arrebataron el día que la vistieron de blanco.

Miró el reloj y corrió calle abajo, hacia la estación de tren. Allí estaba ella. Le pareció la mujer más bella del mundo. Sonrieron al verse y subieron al tren, el último de aquel día. ¿Destino? No le importaba si estaba junto a ella. Se acurrucaron contra el asiento mientras comenzaba el leve movimiento de arranque.
- Adiós – Susurró.

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