Las tres viuditas, hartas de no encontrar marido y de
guardar ausencias, desaparecieron del castillo
del Conde Laurel, donde ya llevaban largo tiempo recluidas y muy pero que muy
aburridas, junto a los patéticos bufones
que no hacían bien su trabajo y no lograban que asomaran las sonrisas a sus bocas. Ya estaban más que hartas, también, de los juglares y su patética cancioncilla. Dejaron de contextualizar y dieron un salto adelante. Se fueron juntas a
recorrer el mundo. Eligieron los felices años 50. Eran otros tiempos y querían conocerlos. Llevaban sus baúles
vacíos para llenarlos de nuevas experiencias. Sustituyeron la carroza por un
escarabajo de cuatro ruedas, se soltaron las trenzas y protegieron los guiños
de sus ojos de los malvados rayos del astro solar, que nunca las dejaba en paz. Y así,
contentas y aventureras, se fueron a escribir el otro romance divertido de sus
vidas.
Muy chulo Malén, que listas y divertidas son tus tres protagonistas.
ResponderEliminarBesos.
Me ha gustado mucho ese salto en el tiempo. Seguro que se lo pasan mejor de fiesta en el escarabajo. Muy bonito, Malén.
ResponderEliminarGuay de verdad, Malén. La imaginación al poder... Un abrazo.
ResponderEliminarHola Amparo, te vi en esta noche te cuento. Y me alegro de visitar tu blog, me parece muy divertido el cuento de las tres viuditas. Deberíamos tomar ejemplo y salir de nuestras cuatro paredes y abrir los ojos al mundo.
ResponderEliminarSaludos. Asun.
Gracias Asun... sí salgamos ya!!
EliminarMe encanta, Malén, este cuento de viuditas.
ResponderEliminarMuy divertido Malén, menuda imaginación.
ResponderEliminarMe parece una historia de Fellini.Mucha imaginación.
ResponderEliminar