viernes, 12 de octubre de 2012

La sorpresa



Aquella mañana se había arreglado a conciencia. El pelo recogido en un estrafalario moño, un poco de maquillaje natural, unos bonitos pendientes que él le había regalado un par de semanas antes, el vestido negro que se compró para aquella cena de empresa y unos enormes tacones que le hacían sentir de lo más femenina.
Observó el reloj con cristales de swarovski, llegaba tarde. Jack le había citado hacía más de una hora en el mirador de una de las torres, donde se dieron su primer beso. "Es una sorpresa, ven preciosa" le había dicho él en el mensaje que había recibido a las ocho de la mañana. Estaba nerviosa, sospechaba que le pediría su mano en matrimonio aquel día.
Encendió la televisión un momento para asegurarse de que no llovería y se estropearía su sorpresa. Estaban dando el informativo de las nueve. Se llevó la mano a la boca cuando vio las Torres Gemelas incendiadas y se desmayó un segundo después de ver el cuerpo de Jack entre los escombros de la primera torre.

8 comentarios:

  1. Caray Amparo, hasta donde te has ido..., nada menos que hasta la tragedia imposible de olvidar. Seguro que más de una historia se rompió ese día entre las personas que dejaron allí su vida.
    Me ha gustado a pesar del tono trágico, sin duda, la desgracia y la pena son una herramienta muy socorrida a la hora de escribir, todos nos valemos de ella, la alegría es mejor para vivirla, pero a la hora de escribir, inspira menos. Al menos a mí me ocurre eso

    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. ¡Vaya sorpresa, la que se llevó! Y la que nos llevamos todos aquel día cuando lo veíamos en vivo y en directo. Trágico relato, Amparo, aunque bien escrito.
    Intenta utilizar la tecla de las comillas de tu ordenador,queda mejor y, además, es la que corresponde usar en esos momentos.

    ResponderEliminar
  3. Gracias chicas. La verdad es que llevo unos días un poco melancólica y la mirada de nuestra protagonista me llevó hasta un relato doloroso. Cada vez que recuerdo todas las historias truncadas por culpa de la tragedia se me hace un nudo en el estómago. ¡Ahora mismo cambio las comillas!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Después del alegre verano, el otoño nos pone tristes y melancólicos. No hay que dejarse llevar, esto nos ocurre todos los años. Ánimo y a escribir!!

      Eliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  5. Historia triste y sin consuelo. Miles de promesas se derrumbaron con aquellas torres.

    ResponderEliminar
  6. Cierto, muy triste, pero bien escrita.

    ResponderEliminar
  7. Una tragedia vivida y difícil de olvidar. Buen relato

    ResponderEliminar