domingo, 12 de abril de 2015

EN BUSCA DEL AMOR, HILANDO



Están fabulando. Todas saben de los amores prohibidos y callan. Todas por lo bajo murmuran, pero siguen con su faena de hilar, cantar y rezar. Así ocupan sus horas de invierno entre chismes, fantasías y malos presagios. Conocen los engaños, las citas, pero callan. No va con ellas.  Lo suyo es hilar. Y lo hacen con la delicadeza de sus manos y las ocurrentes palabrerías, que no por calladas en muchas ocasiones se desconocen, pero siguen y siguen con sus chanzas, sus ocurrencias, sus  chismorreos. Y continúan hilando. Una tarde, Rosario no llega. Nadie la ha visto desde mucho. Se la busca. En el prado cubierto de nieve. En el rio que baja fragoso. En las cuadras entre el ganado. No se la encuentra. Se la llama. A gritos.
Pero no acude.

3 comentarios:

  1. Se presiente lo peor en este microrrelato. Muy bien, Mª Luisa.

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  2. Me gusta. A mí me ha dado otra sensación que a Lucrecia. Me da la sensación que Rosario ha huído en busca de algo mejor. No toda huida es cobarde, este relato lo demuestra -al menos según mi interpretación personal.

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