Tenía miedo de mirarse en el
espejo. Primero fue un pequeño bulto en el pecho. Pensó que se debía al énfasis
de algún cliente y no le prestó mayor importancia. Era joven y todo se le pasaría tal y como le sugería su patrona. Cada día le dolía más y se hacía más grande.
Nunca había sentido nada igual. Ahora, además, se notaba algo raro en su precioso
cuello, un ganglio tal vez. El practicante de la casa a quien se lo comentó, le había dicho que
dejara de trabajar y que descansara una temporada en el campo. El aire sano le sentaría bien y desterraría cualquier posible infección. Ya vería como volvería nueva. Pero no se lo podía permitir, tenía que continuar, atravesaba una buena racha.
El ambiente del cementerio la recibió también con mucha tranquilidad.
¡Uauuu! Duro micro, Malén!! Cuentas mucho con muy pocas palabras...
ResponderEliminar¡¡¡Qué horror, Maga!!! Buen micro.
ResponderEliminarMalén, felicidades por este gran relato en el que expresas muchas cosas con las palabras justas. Un abrazo.
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