
- ¡Mátala de una vez! Es un estorbo. No es más que una vieja
podrida de dinero.
- No puedo, me siento mezquino sólo de pensarlo.
- Te está amargando la vida, la herencia es sustanciosa y necesitas el dinero para
dejar de trabajar ¡Te imaginas!
- No puedo, la miro y siento mucha pena… ¿Por qué no se
morirá sola?
- Suminístrale veneno en la comida, es más limpio, puedes
rebozar esas croquetas que tanto le gustan
con raticida. No se enterará… Esas sustancias actúan como anticoagulante…
Aunque creo que lo mejores que la tires por las escaleras.
- ¿ Y si no se muere en la caída?
- ¡Pues la rematas en
el suelo! ¡Blando que eres un blando! De niño, ella se hartó de llamarte nenaza…
- ¡Cállate! Solamente eres una voz en mi cabeza, no tienes
autoridad sobre mí.
- Jaque mate.
-El daño que pueden hacer esas voces.
ResponderEliminar-¡Qué no!. Somos inofensivas.
-¡Y una leche inofensivas!. Mira lo que me estas haciendo hacer.
:D
jijiij, Rosa, qué risasss, o miedo, no sé, no sabía que tenías una amiga dentro de ti
EliminarTerribles voces que ya adelantan el castigo antes de cometer el crimen. Muy bien, Mer.
ResponderEliminarDuro diálogo, Mer. Un fuerte micro, me ha gustado.
ResponderEliminarMer, es genial como has enfocado el problema de la bipolaridad. Chapeau!
ResponderEliminarInquietante relato, pardiez !
ResponderEliminarTremenda historia Mer y muy bien relatado. Enhorabuena
ResponderEliminarNegro, negro, muy chulo!!
ResponderEliminarMuy bueno Mer. Mi enhorabuena.
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