sábado, 5 de noviembre de 2011

La ventana de enfrente




Hace una semana que vivo en esta ciudad, en esta casa y me he quedado atrapado en la ventana de enfrente. La calle es estrecha y me permite divisar el interior de la habitación con bastante claridad. Las paredes están forradas de estanterías repletas de libros. Los visillos se apartan para dejar entrar la luz  del día y en las noches continúan indolentes y generosos mostrando la escena iluminada por el brillo de una pequeña lámpara. Cada tarde  escucho una música de piano que, aunque suave, penetra en mis finos oídos embargándome de anhelo. Hay una mujer, que interpreta, hoy, un preludio de Bach.  Una melena larga de azabache se dibuja nítidamente moviéndose al compás. Yo me muero de ganas de ver su rostro. Me lanzo a la calle decidido, dispuesto a inventar una excusa en el momento en que se abra la puerta. La cruzo poseído por un deseo tan fuerte que no advierto la zanja que han abierto esta misma mañana. Ahora seguiré escuchando y observando con la pierna en alto y escayolada, manteniendo la esperanza de que un día ella se asome a la ventana…    

11 comentarios:

  1. La curiosidad a veces es mala consejera. Estupendo Lucrecia.

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  2. Qué bueno el enlace a la música, genial Lucrecia.

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  3. Una gran idea y precioso tanto relato como la musica. Enhorabuena

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  4. Precioso Lu, me ha encantado lo bien que has hilado el cuento y lo redondo que te ha quedado.

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  5. Gracias, amigas, me picó eso de que nos estamos enfriando. Lo que pasa es que a veces necesitamos cargar pilas.

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  6. Siento no poder escuchar este enlace. Pero seguro que la música es muy adecuada. Suscribo lo de las pilas. Enhorabuena, Lucrecia.

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  7. La música genial, va como anillo al dedo con el relato. gracias Lucrecia por regalarnos tus hermosas palabras.Precioso.

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  8. Vaya, vaya con el voyeur, eso le pasa por cruzar sin mirar.... Me ha gustado

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