sábado, 24 de septiembre de 2011

REFLEXIONES EN EL JARDÍN

¿Por qué me dicen señora? La primera vez que lo oí pensé que no iba dirigido a mí. Tardé poco en confirmármelo: miré a mi derecha, a mi izquierda… detrás  estaba con cara de fastidio la joven que me había colgado el adjetivo, sin ningún pudor, esperando que la franquera el paso. 
                                                                                                                                                         A esa vez siguieron muchas más. El espejo empezó a corroborarlo y poco a poco empecé a identificarme con el tratamiento. En realidad, me acostumbré a responder a él, a dejar que los demás me vieran así.
No es fácil convencerles de lo contrario. ¿Cómo explicar que detrás de mi piel blandita y de las líneas profundas que rodean mis ojos, hay una niña? Desisto. Hago vida de adulta: en el trabajo hablo de política, en el ascensor del tiempo, comento en la fila del súper la carestía de la vida, y me quejo, -como todas- de mis kilos de más y mis numerosas dolencias.
Pero no, yo no soy ésa. Ésa suplantadora de mi yo verdadero, sabe que dentro de ella sigue la niña jugando, la adolescente soñando enamorada, la mujer que anhela tocar sus sueños con los dedos, la alquimista de palabras y colores.
Desde la mecedora de mi jardín, medito sobres todas mis edades, sin nostalgia, sin miedo, porque todas me han forjado y enriquecido. Todas están en mí, esperando otro amanecer para hilvanar realidades con sueños.
Para morder la vida.                      

10 comentarios:

  1. Malén dijo...
    Precioso, Yolanda. Hay relatos, historias con las que me identifico plenamente, y este es uno de ellos. También son los que más me gustan.
    Lo malo es que escribo en los comentarios, pero sin poder ver nunca lo que escribo, y claro, a veces meto la pata o me falta alguna letra. Estoy practicando la escritura a ciegas

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  2. Cierto, Mag, es una historia preciosa, yo también me identifico, solo que cultivo mucho mi niñez y la tengo muy presente. ¡Grande, Yolanda niña!

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  3. Bonito,bonito.Como si me hubieran leído el pensamiento.

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  4. Completamente identificada!!!! esto debe ser algo general para todas la mujeres o quizá tan sólo para todas las escritoras de Valencia Escribe porque lo que leo en estos comentarios.
    Precioso Yolanda, muy, muy bonito!!!!!

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  5. ¡Gracias chicas!, ¿a qué esto suena bien?, jaja... Estamos genial y nuestro espíritu rebosa juventud, somos unas privilegiadas, así pues: a ejercitarlo y disfrutarlo. Besos.

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  6. Yolanda gracias por regalarnos a todas este hermoso relato, yo también me siento identificada.

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  7. Y yo que soy hombre, también me identifico. Aún recuerdo la primera vez que un niño me llamó señor, estaba en una carrera de bicis de montaña, iba con mi disfraz de ciclista con polvo y sol en la cara y un crío me llamó señor, en aquel momento pensé: ya no engaño a nadie. Fantástico Yolanda.

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  8. Precioso relato Yolanda. Creo que en el se siente identificados tanto hombres como mujeres. Nuestro cuerpo envejece, pero nuestra mente rebosa juventud

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  9. Relato cargado de verdad, y verdaderamente bien escrito. Bravo Yolanda...

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  10. Precioso Yolanda, me has recordado a mi madre que cuando miraba sus últimas fotografías decía que esa no era su cara, que era la de otra.

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