miércoles, 21 de septiembre de 2011

Habanera

Ya, no se acordaba, si le gustaba fumar, porque tomaba café, o sí le gustaba el café, porqué fumaba. No podia separar uno, del otro. Sí volvía, la vista atrás, ...tanto el café, como el tabaco, estaban siempre. En su casa, desde muy niña, era habitual, tomar café solo, el entonces llamado, café de puchero. De esa época, guardaba, muy gratos recuerdos.tenía, una familia numerosa, y el abuelo materno, también vivía con ellos. Durante, toda la mañana, la cafetera, se ponía, varias veces, los primeros años, venían, cuñadas y compartían el desayuno, con su madre. después, cuando ella, creció, compartía ese café, con amigas,la cocina, era el punto de encuentro, y allí, fumaban, casi todos, durante un tiempo, menos la madre, los demás, eran chimeneas. Grandes tertulias, muchos ratos compartidos,el abuelo, difrutaba, como un niño, le gustaba reunirse con los jovenes, entre el café y el tabaco.

En sus tiempos de estudiante, sí alguna vez, se quedaba estudiando de noche, siempre se aseguraba, de qué no le faltase, ni su café, ní su cigarro. Pasaron los años, y fueron muchas, las noches, en las qué, cuando se sentía sola, se levantaba, y pasaba una velada, con los ojos abiertos, leyendo, fumando y tomando café. Entonces, estaba permitido, fumar en cualquier sitio,así qué no había nada qué le gustara más. Durante unos años, dejó, de fumar, y casi le gana la batalla, al deseo, qué nunca le abandonó, cuando tomaba la primera taza de café solo, pero fue débil y sucumbió, en una noche de insomnio, y con muchas ganas, volvió a coger un cigarro, y con la habitual ceremonia, como si nunca lo hubiese dejado, encendió, su primer cigarro, otra vez, acompañado de ese cafelito.

Su madre, le contó, qué cuando estaba embarazada, de ella, disfrutaba oliendo, los granos de café, seguramente, por eso, ella sigue tomandolo solo. Lo qué no le contó nadie, pero no hizo falta, es qué su padre, era fumador y al concebirla , se juntaron el aroma d
el café, con el humo del cigarro, y por eso ella está condenada, a seguir disfrutando de ambos, mientras respire.

7 comentarios:

  1. Marisiiiiiiiiiiii, no dejes de fumar pero deja de poner tantas comas, jajaja. Muy acogedor tu relato, dan ganas de tomarse un café en esa cocina.

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  2. Muchas comas, muchas tildes y mucho, mucho café. Me encanta ese disfrute.

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  3. Yo iba a decirte lo de las comas pero se me han adelantado, por lo demás me ha gustado, casi haces que me apetezca tomarme ese café y hasta fumarme el cigarrillo que lo acompaña, algo muuuy díficil teniendo en cuenta que no me gustan ninguna de las dos cosas. Mil besos.

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  4. Me imagino en esa cocina en invierno al lado de la cocina de carbón, bueno..... tan solo con el café aunque lo tomaría con leche, me gusto tu relato

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  5. Yo creo que las comas las ha puesto, como ejemplo, de lo que ocurre, si fumas mucho y bebes mucho café, tienes que respirar más a menudo y te aceleras.

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  6. Cafeina y nicotina. Casi siempre van juntas de la mano. Buen relato.

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  7. Marisi, has expresado muy bien el contexto de la cocina con la cafetera, el cigarrito...¡quién no lo ha compartido en alguna ocasión! Yo, como exfumadora lo añoro, ahora me tomo el cafetito pero sin cigarrito. C´est la vie!

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