martes, 13 de septiembre de 2011

FREDERICK M. R. HUMBOLT

    
En su libro sobre magia negra Demonios y brujas: una introducción, publicado por la editorial Gallimard en 1957 y reeditado en 1987,  el profesor Frederick M. R. Humbolt  nos advierte sobre el peligro que conlleva dejar de creer en estos seres. Así, en la página 43 dice: “Nada hace más fuerte a las brujas que dejar de creer en ellas. Su poder aumenta a medida que crece nuestra incredulidad”. Más adelante nos hace una cruda descripción de su experiencia con uno de estos seres, ocurrida en Munich en 1938, cuando Humbolt tenía apenas veinte años:  “ Regresábamos a casa por el sendero que corre paralelo a las vías del tren. Siempre tomábamos ese camino porque nos gustaba escuchar el tren que se acercaba. Mi hermano y yo solíamos tirar piedras a una casa abandonada, situada junto a la vieja estación. Ese día, al tirar como siempre una piedra sobre el tejado de la casa, escuchamos un grito agudo que nos heló el alma. Nos acercamos a una de las ventanas. Lo que aquella tarde vimos jamás se me podrá olvidar. En una mesa de lo que parecía una cocina, el cuerpo de una mujer yacía inerte y lleno de sangre. Tenía el vientre abierto en canal. Las vísceras sanguinolentas brotaban de su interior. Al fondo, una mujer obscena en su desnudez troceaba algo que en un principio no supimos identificar. Un crucifijo en llamas en uno de los rincones iluminaba débilmente la estancia. Era curioso ver cómo la llama parecía brotar como por arte de magia. La mujer desnuda se movía con rápidos movimientos, como un gato asustado. Troceaba con la seguridad de un experto carnicero. Entonces nos dimos cuenta de lo que realmente estaba sucediendo.” El profesor Humbolt nos narra en su libro dos experiencias personales más con este tipo de seres: una ocurrida en Praga en 1947 (p.p. 132-137) y otra en Toledo (p.p. 149-153).
            Demonios y brujas: una introducción es hoy un valioso testimonio acerca de la brujería y las artes más arcanas. El buen hacer literario del profesor Humbolt también quedó reflejado en sus otros dos libros: El miedo a creer ( Gallimard, 1959), un breve ensayo sobre vampirismo, y  La noche siempre llega (London University Press, 1963), un poemario donde hermetismo y brujería se dan la mano.
            Frederick M. R. Humbolt murió el 10 de mayo de 1968 en París. Sin mujer e hijos que le lloraran, a su funeral sólo asistieron dos personas:  el sacerdote y el sepulturero. Esa noche, la luna y los adoquines hicieron acto de presencia en la capital francesa.

9 comentarios:

  1. Fantástico relato para un Martes,13.Pero,¿qué pasa este mes? Da mucho miedo el blog...

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  2. Bueno tu relato, yo prefiero no creer en tales seres, vamos es que ni pensar en ellos, uff dan escalofríos.

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  3. uff, menos mal que yo si creo en las brujas,entonces no estoy en peligro. Fantástico Marco, pero tengo una duda ¿ es un personaje ficticio o real?

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  4. ¡Anda que nos has hecho ponernos a investigar sobre el tal Humbolt! Magnífico, Marco. Creo que Borges también se inventaba citas, sácame del error si me equivoco.

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  5. Efectivamente Lucrecia, el maestro argentino utilizaba este recurso muy a menudo, inventándose libros, citas y escritores. Años después ha sido Roberto Bolaño el que ha llevado este recurso a sus cotas más altas. Yo, simplemente, les robé la cartera, jajaja. Me apetecía mucho escribir algo utilizando esta técnica, y el tema creo que era el apropiado. Me alegro que os guste. Creo que no ha quedado mal del todo.

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  6. Muy bueno!! Seguiremos creyendo en ellas, por si acaso.

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  7. Eres un Genio amigo, robarle la cartera a Borges y llenarla con tu documentación. Buenísimo.

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  8. Eso de cortar la escena "...Entonces nos dimos cuenta de lo que realmente estaba sucediendo." me fastidia un montón, pero reconozco que es recurso de maestro. Lo mejor que se puede hacer es dejar que cada uno eche a volar su imaginación. De eso trata escribir: dar las palabras justas para que el lector se imagine su propia historia. Bravo, querido Marco. Bravo (levantado sobre mis tres pies y aplaudiendo con mis tres manos)

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