martes, 26 de julio de 2011

Tarde de estío: sexto acto.

Tras la cortina, con voz temblorosa, acierto a articular un "hola" que sale ahogado de mi boca. Creo que no se ha oído porque ella ni se ha inmutado. Lleva durante un rato masajeándose los hoyuelos de la parte final de la espalda con la mano izquierda, con suavidad, una y otra vez, una exploración minuciosa de los cráteres simétricos.
     Me sacudo la voz y repito el saludo: "Hola". Este ha sido peor, que el otro, ha salido como una voz de ultratumba, pero sí que lo ha oído porque ha dirigido su mirada hacia la cortina. Tengo que decir algo, rápido, el silencio no puede imponerse otra vez. Tengo que ser gai -gracioso, agradable e ingenioso- pero eso es cosa de Eufrasio, yo soy todo lo contrario.
     "Tu imagen tras el velo de la cortina parece un regalo para la vista..."

3 comentarios:

  1. Acaso nuestra joven protagonista ¿es contorsionista? Es muy dificil masajearse los hoyuelos de la espalda...

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  2. Bueno, se me ha olvidado decir que ahora estaba boca abajo. Son cosas del directo, casi no hay tiempo para pensar en los detalles.

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