Como me gusta escuchar el sonido del
agua chocando contra el asfalto. Salir a la calle y observar cientos de
paraguas erguidos bañándose bajo la generosa lluvia. Siempre sonrío al ver a
alguna niña saltando sobres los charcos. Me recuerda a cuando jugaba junto a mi
hermana, donde una pequeña charca solía ser un pozo de deseos, una ciudad
submarina o incluso un océano de sueños.
lunes, 10 de noviembre de 2014
Imágenes encadenadas
Lluvia, sueños, recuerdos. Recuerdos infantiles como los del poema de Machado. No, aquí no huele a tierra mojada, es el pavimento que forma charcos. Charcos que son océanos como decía Benedetti a propósito de la infancia y el tiempo. Nostalgia del tiempo pasado, que la lluvia aclara y hace brotar límpido y nuevo.
Pedido
Deseo
No me canso de mirarla.
¡Qué hermosa es Malena!, su cabellera rubia que cae
cual cascada, sus ojos tan claros y celestes, su boca sensual. Siempre
sonriendo.
Siento mi pecho alborotado, me mira y me saca la
lengua, no se qué hacer, está con sus amigas. Ellas se ríen de mi actitud, creo
que me ruboricé y casi me llevo por delante el árbol.
Esa remerita blanca ajustada le queda preciosa, se
mueve y baila con sus amigas, están felices y saltan, la pollerita a cuadros se
levanta y desde aquí veo su ropa interior. ¡Dios!!
¡Qué piel tan blanca y suave!, la puedo imaginar,
acaba de voltear su cabeza y me vio, sabe que la miro, de nuevo me ruboricé,
¡qué tonto!
Mi amigo se ríe también de mí, me he volcado el
chocolate que bebía, voy al baño.
— Che,
te gusta la Malena, es linda.
— Y,
sí, es linda.
— ¿Se
lo vas a decir?
— Y…
no sé.
— Dale,
yo te acompaño.
— ¿Y
qué le digo?
— No
sé, podés invitarla a tu cumple…
— ¡Qué buena idea! Le diré a mamá que invite a toda la salita de cuatro años a mi
cumple, así ella va también.
Felices los galanes siguieron con
su juego.
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