lunes, 21 de mayo de 2012

PEDRÍN

Pedrín no iba al colegio porque no había colegio que le admitiera. Era hijo de republicanos –perdón, de pobres, en qué estaría yo pensando-. Era hijo de pobres y no podían permitirse pagar al maestro. En aquellos primeros años de la Victoria, los “maestricos” tenían dónde vivir pero no tenían con qué.
Su tiempo lo pasaba vagando por las calles de la ciudad, observando los engranajes de la vida y rondando la trastienda de la carnicería del cuartel, como un gato más, a la espera de las sobras. Él sabía que no tenía que cogerlas, su madre ya se lo dejó claro a él y a su trasero aquel día que llegó a casa tan contento con un conejo entre las manos, obsequio de Don Secundiano, uno de los verdaderos Héroes de Cavite, según él.
Así que cuando el maullido de los gatos empezaba a ser molesto, por ensordecedor, salía el Héroe de Cavite con los despojos de la carnicería y era el momento propicio y perfecto para hacer la colecta de aquel sembrado de gatos. Pedrín sacaba el saco de arpillera que escondía entre sus calzones y lograba cazar siempre dos o tres antes de que el resto se escaparan bajo la atenta mirada del carnicero que le decía: “Pedrín, eres un rojo y un sinvergüenza...”. Con uno de los adoquines sueltos de la acera los callaba bien callados y salía raudo y veloz con el botín para casa. Allí, su madre los pelaba, los limpiaba y los envolvía en papel encerado para que Pedrín se los llevara a la carnicería del cuartel, por la trastienda. Don Segundiando siempre le daba una rubia por gato, y un capón... por rojo y sinvergüenza.

viernes, 18 de mayo de 2012

MADE IN ...

Una fotografía  de señoras en un taller de costura. Ciertamente una hermosa imagen para el recuerdo de aquellos años, no tan lejanos, en los que las prendas llevaban una etiqueta en la que se leía: "Fabricado en España". Hasta que los empresarios textiles empezaron a buscar nuevos mercados de producción en países asiáticos o africanos, a costes muy inferiores a los nacionales. Muchas fábricas y cooperativas cayeron fulminadas. Pero en la expansión de mercados, Europa se está poblando de tiendas y bazares chinos, en los que una gran variedad de productos se ofrecen a bajo precio en horarios casi ininterrumpidos. Por lo tanto, no es de extrañar que este retrato pueda repetirse en un futuro próximo, en el que las mujeres europeas trabajen sin descanso para empresas como "Chan Lon", "Xin Chan" o algo por el estilo.

jueves, 17 de mayo de 2012

MUJERES TOCADAS


Míralas como miran, porque ellas miran, miran desde ese tocado oscuro, quizá, azul plomo, igual que todos los colores de aquella partitura. Tocado que esconde, que con firmeza oculta, oculta con cuidado un cabello joven y libre. Ese tocado engomado al rostro que amaga tantos deseos, tantos anhelos que bullen y bullen… que nacen y crecen, y esas piernas, inquietas, perfiladas entre barrotes de hierro hora tras hora en un sin vivir, en un sin parar; golpean el pedal con rítmica fuerza y al unísono, crean esa música, monótona y cansina.
Mientras sufren, sueñan, tal vez sin saberlo, sueñan ingenuas y disciplinadas, la forma de apoderarse de su identidad.
Propinan golpes al aire con la mirada, con la sonrisa una y otra vez, al pedal, a la rueda ridícula e infinita… No sospechan que, irremediablemente se están cosiendo a la vida, están hilvanando el futuro con los hilos a los que ahora nosotras, estamos asidas.

Delación



Sonríe. Está a la expectativa, como una leona agazapada antes de dar caza a su presa. Ella y Manuela son compañeras en la fábrica de confección de trajes para la División Azul, pero Manuela nunca le gustó. No soporta su silencio sereno, su discreción, la manera en la que, a un lado y otro de la aguja, sus dedos dejan correr rápida la tela, en una sucesión de puntadas perfectas.


Dos uniformados hacen su entrada. Hablan unos minutos con la encargada de la sección quien asiente y dice sin perturbarse: -¡Manuela Cantero! Haga el favor.

La ve salir entre los dos camisas azules. La sonrisa exultante de sus labios habla por sí misma