lunes, 19 de diciembre de 2011

CONFUSIÓN



Antes de que hubiera terminado de desenvolver el regalo de cumpleaños, sonó dentro del paquete un timbre: era un móvil. Lo cogí y oí que mi mujer me felicitaba con una carcajada desde el teléfono del dormitorio. Esa noche, ella quiso que habláramos de la vida: los años que llevábamos juntos y todo eso. Pero se empeñó en que lo hiciéramos por teléfono, de manera que se marchó al dormitorio y me llamó desde allí al cuarto de estar, donde permanecía yo con el trasto colocado en la cintura. Cuando acabamos la conversación, fui al dormitorio y la vi sentada en la cama, pensativa. Me dijo que acababa de hablar con su marido por teléfono y que estaba dudando si volver con él. Lo nuestro le producía culpa. Yo soy su único marido, así que interpreté aquello como una provocación sexual e hicimos el amor con la desesperación de dos adúlteros. Al día siguiente, estaba en la oficina, tomándome el bocadillo de media mañana, cuando sonó el móvil. Era ella, claro. Dijo que prefería confesarme que tenía un amante. Yo le seguí la corriente porque me pareció que aquel juego nos venía bien a los dos, de manera que le contesté que no se preocupara: habíamos resuelto otras crisis y resolveríamos ésta también. Por la noche, volvimos a hablar por teléfono, como el día anterior, y me contó que dentro de un rato iba a encontrarse con su amante. Aquello me excitó mucho, así que colgué en seguida, fui al dormitorio e hicimos el amor hasta el amanecer. Toda la semana fue igual. El sábado, por fin, cuando nos encontramos en el dormitorio después de la conversación telefónica habitual, me dijo que me quería pero que tenía que dejarme porque su marido la necesitaba más que yo. Dicho esto, cogió la puerta, se fue y desde entonces el móvil no ha vuelto a sonar. Estoy confundido.


domingo, 18 de diciembre de 2011

DEDICATORIA (para Malén y Lucrecia)









Después de leer la maravillosa dedicatoria de Malén mi corazón quedó consternado, mi mente en blanco. Tuve que esperar algunos minutos para reaccionar. Nadie, jamás había escrito nada tan bello sobre mí, para mí. Era el mejor regalo que había recibido en mucho tiempo, un regalo único y personal, de los que no se olvidan.
Lucrecia, fue la que dio el primer paso, me ofreció el primer obsequio: la oportunidad de poder escribir relatos. Me costó mucho tiempo decidirme, tanto tiempo sin escribir.... No me sentía capaz. Los primeros cuentos que leí fueron los suyos y me resultaba imposible imaginarme compartiendo este espacio con sus relatos, imaginativos e impecablemente escritos. Después, cada día leía alguno más del resto de cómplices en esta hermosa labor de escribir y todavía me pareció más descabellado atreverme a publicar algo junto a vosotros.
Lucrecia, mientras, no paraba de insistir; hasta que un día me pilló con el ego subido (habría tomado alguna copa de más…) y me decidí.
No me fue tan mal y con vuestra ayuda he ido creciendo poco a poco y seguiré haciéndolo por siempre y… algún día, tal vez pueda escribir micros tan bellos como los de Malén, de prosa delicada como un encaje de guipur que te envuelve hasta que ya no te sientes en tu mundo sino en el que ella ha ido tejiendo con paciencia, enseñándonos su extenso vocabulario repleto de palabras que evocan hermosos paisajes llenos de ensueño, nostalgia y deseos difíciles de cumplir, como su esperanza en un mundo vacío de injusticias y lleno, si pudiera ser, de igualdad y de paz. Deseos que compartimos contigo y que, a veces, tintan de un color más oscuro algunos de tus relatos y de los nuestros también.
Gracias por vuestra generosidad.


EMPIEZA LA AVENTURA

Todo el mundo esconde secretos. Pero el suyo era especial. No todo el mundo podía entenderlo ya que se trataba de un tema delicado, tabú en muchas culturas.
Aquella mañana; la de su llegada. Había nevado. Y a su altura, el aire era gélido. Los picos más elevados de Europa pasaban a toda velocidad bajo su cuerpo etéreo. El sol del invierno brillaba tenuemente y apenas calentaba.
Los que percibieron su llegada, sintieron un inquietante temor. Otros, alegría.La ciudad no le esperaba. Ante su vista se elevaban columnas humeantes procedentes de los hogares. Los tejados de pizarra de las casas estaban parcialmente cubiertos de blanca nieve.Su cuerpo realizó el último cambio que podría realizar. Sus alas se tornaron brazos. Su plumaje se tornó un buen abrigo de los que muchos ya desearían.Unas espléndidas botas de piel tocaron suelo. Las cubrían unos vaqueros negros.Y allí estaba. Francis James Délagut. El hijo de la muerte literaria. Alto y extravagante. Apoyado sobre su bastón y colocándose bien el sombrero de copa, observó que su vida en el mundo real iba a ser muy parecida a la que llevaba en el mundo literario.Contraventanas que se cerraban a su paso. Gente que cuchicheaba tras las esquinas. Miedo.
No le importaba lo más mínimo. Había venido a solucionar un problema. Una inoportuna situación acontecida más o menos en la fecha de su nacimiento. Ahora debía desentrañar los secretos de su difunta madre y devolver a su mundo original a todos cuantos escaparon de allí. El mundo real no podía verse afectado por los terrores del mundo literario.Allí. En medio de ningún lugar. El elegante Francis James Délagut iniciaba sus andaduras por el mundo real.

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Para tod@s, ¡ojalá pudiéramos pasar unos días aquí!


     LA CASA DE LOS SUEÑOS             



                                                                                                 En la bañera / Philip Giordano- Pilipo

No se sabía a ciencia cierta quién vivía allí, aunque eran muchos sus moradores. Unos días estaba repleta de duendes, princesas y hadas; otros, de oscuros personajes extraídos de enigmáticos cuentos. La mayoría de las veces, eran personas como tú o yo las que buscaban su inspiración en aquel lugar. Una vez recalabas en ella, no la podías abandonar, porque te atrapaba su entramado de historias. Algunas de ellas, por todos conocidas, se transformaban; otras,sencillamente, eran fraguadas allí. La fantasía y la imaginación circulaban libremente por todas sus habitaciones estableciéndose una dinámica corriente inspiradora. Se habían de mantener todas las puertas y  ventanas abiertas, así se apoderaba de ti a su paso. Entonces tu mente ya no dejaba de fabular y los personajes se enzarzaban a dialogar en un torbellino genial. Los amoríos o los celos, la bonhomía o la envidia, la belleza o el misterio se disputaban los temas principales de los relatos. Pero no todo era desasosiego, había momentos de tranquilidad en los que una cálida luz iluminaba las habitaciones, se respiraba paz, una música suave envolvía los sentidos de los creadores y entonces, comenzaban a soñar.               

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