martes, 3 de julio de 2012

A PESAR DE LAS MODAS (Amores objetos I)


Eres a quien primero veo todas las mañanas, en la mesita de noche, incluso antes de que encienda la luz ya estás sobre mí. Contigo todo está mucho más claro, todo es como tiene que ser: las montañas son azules; el mar, verde; y los árboles, rojos.
     Alguien dirá que hasta que no se toma el primer o segundo café no ve el mundo claro, pero yo, desde hace bastantes años, consigo ver gracias a ti, no más, pero sí mejor.
    Hemos avanzado mucho juntos, a pesar de los comentarios a nuestras espaldas, a pesar de modas ajenas que vienen y van, a pesar de nuestro aspecto, como para dejarte de lado... Somos animales de costumbres, de costumbres propias y, para serte sincero, creo que este sigue siendo el principio de una larga amistad.


lunes, 2 de julio de 2012

Que seas feliz


Un abrazo efusivo nos ha separado. Has decidido quedarte a vivir en Ibiza. Tal vez haya sido una decisión algo forzada, pero irrevocable por tu parte.
Recuerdo los años que pasamos juntos, tú siempre tan cerca de mí, en una convivencia perfecta. Jamás, ni en un solo momento, me causaste daño alguno.
Fuiste mi compañero de viaje por diferentes continentes. A mi lado también, en los momentos difíciles, arrullándome con tu suave tintineo.
Hemos vivido múltiples experiencias y, sobre todo, una vida de adultos juntos, inseparables de día y de noche, compartiendo sueños, miedos e inquietudes.
Procedías de anteriores vidas, antiguas historias áureas de herencia materna, fundidas y hechas filigrana por las manos de un artesano orfebre.
Te echaré de menos, ya lo estoy haciendo, y donde quiera que estés te deseo una feliz vida, compañero. 


Dedicado a mi pendiente.

Compañero nocturno



Cada noche me esperas junto a la cama, deseando que se repita el mismo ritual y te tome entre mis manos, muy cerca de mi cara. Eres uno y eres todos. Mi aliento te da vida, te acaricio y tu voz me habla. Me cuentas historias de otras  gentes y lugares que sabes que tanto me fascinan, y me enredas en ellas, hasta que transportada por una fuerza superior, te dejo sobre la mesilla  o te escurres entre las sábanas y te olvido soñando, hasta la siguiente mañana.




domingo, 1 de julio de 2012

NO FUI CAPAZ DE DECIRLE...


Oscurecía mientras caminábamos a paso ligero entre el gentío que había salido a pasear en una tarde calurosa y húmeda. Apenas soplaba un amago de brisa, y balcones y ventanas estaban abiertas de par en par. Bajamos las escaleras que nos llevaban a la estación, saltando los peldaños de dos en dos. El frescor del subterráneo se mezclaba con olores indescriptibles. Nos adentramos en el andén donde se encontraba el tren que me llevaría a mi destino, a un destino al que no deseaba llegar. Nos despedimos cogidos de las manos, sus últimas palabras fueron: “TE QUIERO”.

Sentada en el penúltimo vagón, con la cabeza apoyada en la ventana y la mirada extraviada, una lágrima resbalaba por mi mejilla recordándome toda mi cobardía. Saqué una libreta de la mochila y desplegué sus alas para plasmar en ellas todo lo que no fui capaz de decirle... cuando me susurraba  bellas y sinceras palabras de amor. No fui capaz de decirle que aquello empezó como algo pasajero y, que en mis planes no estaba que me enamorara de él. Tampoco fui capaz de decirle que allí donde me dirigía, me esperaba alguien que sonaba a campanas de boda y, que yo deseaba que tocaran por nosotros.

Oí unos pasos y me volví. Allí estaba, en el umbral del compartimento. Me miró un tanto sorprendido al ver el derroche de lágrimas. Cogió la libreta que descansaba en mi regazo y posó sus ojos en ella, moviéndolos a gran velocidad. Arrojó la libreta encima del asiento que estaba a mi lado. Me cogió las dos manos y tiró con brío de mí. Avergonzada miré al suelo, su mano cálida recogió mi mentón alzándolo a su altura, abrí los labios para decirle... y me besó de forma desesperada.